sábado, 20 de octubre de 2012

ENTRE LA LEALTAD Y LA INCOMPETENCIA



Jose Machete VIEJO PERO VIGENTE 9 DE JUNIO DEL 2003 ENTRE LA LEALTAD Y LA INCOMPETENCIA
La historia de Venezuela está llena de deslealtades y de incompetencias. La deslealtad casi siempre es una tr
aición. La incompetencia es una incapacidad por ignorancia, inexperiencia o por la simple torpeza que penetró la conducta de muchas organizaciones y personalidades protagonistas de nuestra historia. La incompetencia es una insuficiencia que puede corregirse. La deslealtad es una felonía que no tiene perdón. Los dirigentes de Acción Democrática y de Copei fueron desleales con los venezolanos. Eso es lo que no olvidaremos nunca.
Creo que el gobierno actual, que las organizaciones aspirantes ha dirigir el proceso de cambios profundos que requiere Venezuela carecen de un suficiente nivel de competencia. Que son muchos y muy frecuentes los errores. Que ante los problemas las soluciones, respuestas y gestiones de los funcionarios públicos son demasiado aprensivas y reflejan el temor, el miedo a los verdaderos cambios. O en todo caso un inexcusable pavor a equivocarse y “ponerse en la mala” con el Presidente. Esta insensatez, esta falta de sindéresis por parte de los “carpinteros”, de los oficiales medios de la revolución, inmoviliza a la administración pública e impide por ejemplo: que se ataque con firmeza y eficacia a la corrupción, a la matraca, al desempleo, a la cultura política del reparto de los cargos públicos, al inexcusable retardo y obstáculos que ponen para los trámites en cualquier gestión ante la administración pública: Cédulas de Identidad, Placas para Automóviles, Pasaportes...
Una oposición responsable debería tomar estos problemas y proponer soluciones en vez de inventar dictaduras, amenazas a la libertad, a la democracia, a las creencias religiosas individuales. Propiciar el caos y la anarquía, la desconfianza, el saboteo económico y el obstruccionismo político. Tratando de sacarle punta a un chorro de agua para crear un país virtual, que solo existe en sus recalentadas cabezas y en las pantallas de la televisión. Luchando contra un régimen totalitario que no existe, asumiéndose y hablando en nombre de una mayoría indiscutible que no admite la posibilidad de perder unas elecciones. Mal indicio para quienes acusan al gobierno de planificar un arrebatón electoral. En el mejor de los casos se igualan a los extremistas que apoyan al gobierno. 
En estos días llegó a mis manos el libro la periodista Marta Harnecker “Hugo Chávez Frías un Hombre un Pueblo”. Sería muy bueno que tanto los adversarios al régimen como los que lo apoyan lo lean para que puedan opinar con conocimiento y propiedad de los errores, de los aciertos del gobierno. Del proceso, de sus debilidades y fortalezas. De sus aliados y de sus contrarios De sus verdaderas intenciones y de su proyecto. Por mi parte encontré varias historias contadas por el Presidente con mucha franqueza de sus propios errores, de sus equivocaciones. Con una gran nobleza pero sobre todo con mucha humildad narra algunos hechos de los que fue protagonista junto a otros dirigentes y organizaciones que puedo corroborar personalmente. Habla sobre el papel de Luis Miquilena y de su relación con él, sobre el golpe de estado en febrero del 1992 y el compromiso, que tenía la Causa R a darle apoyo con los trabajadores de Guayana y con la gente en la calle. De las conversaciones con Pablo Medina, Lucas Matheus y Andrés Velásquez. Sobre las dificultades para enfrentar la corrupción, de las razones para nombrar al General Lucas Rincón Ministro de Defensa después de haber anunciado la renuncia del Presidente. Habla sobre su decisión entre seguir por la vía armada y el rechazo a los procesos electorales o escoger la vía pacífica mediante la participación en las elecciones de 1998 y la convocatoria a una Asamblea Constituyente, como una forma de invocar la participación del pueblo para la construcción de la revolución y al mismo tiempo que sirviera como exorcismo contra las viejas estructuras y los aparatos que alimentan todos los vicios de la administración pública y de la indecente politiquería, heredada de los anteriores gobiernos y de los partidos políticos. Habla de la dificultades para impulsar los cambios por la vía pacífica y democrática de los oportunistas y obstruccionistas infiltrados en el gobierno. Esta es una de las cosas que más me llamó la atención porque en todos los procesos de cambio se les presenta a los dirigentes la dificultad de escoger a sus colaboradores y decidir entre los más leales o los más competentes y mejor preparados política e intelectualmente. Es allí donde se cometen los errores más costosos y puede estar el triunfo o el fracaso de un proceso revolucionario. Como en todo proceso político nada es fácil porque las circunstancias son las que determinan cuando es necesario decidir por la lealtad política y cuando es conveniente priorizar la eficacia y la competencia para gobernar. Porque muchas veces entre los leales hay incompetentes de sobra y cuando hacen falta la eficacia y la competencia sobran los abnegados que quieren cobrar sus “sacrificios”. Algunos son tan desleales como ineptos. Mucho más peliagudo es el problema cuando es un liderazgo individual quien asume el mayor peso en la conducción y en última instancia decide él en solitario, sobre la designación de sus colaboradores más cercanos. Porque a fin de cuentas es un ser humano con todas sus limitaciones que comete todos los errores de cualquier hombre decidido a vivir plenamente al servicio de una causa. Calibrar objetivamente las circunstancia y el momento adecuado para las decisiones minimizando equivocaciones y errores requiere un equipo de dirección muy compenetrado, con propósitos comunes capaces de trasmitir y compartir su experiencia y sus conocimientos. Creo que esa es la falla del gobierno y es su principal flanco débil.
Se deduce de la lectura del libro la falta de una organización, de un partido político capaz de convertir la comunión presidente – pueblo, en una articulación real, objetiva, efectiva y auténtica del proceso político, del proyecto social, de los planes económicos y su máximo líder. En otras palabras: el entusiasmo en decisión, la lealtad en actividad eficiente, el amor en fuerza trasformadora. Un partido político que permita a los trabajadores participar y asumir la responsabilidad que tienen frente a la historia y ante el pueblo de Venezuela. Con esto me estoy sumando a la proposición de construir un nuevo partido político para los trabajadores capaz de influir determinantemente en el proceso de cambios estimulado por el gobierno de Hugo Chávez. Que tome partido por los cambios, pero diferenciado claramente del apoyo incondicional al gobierno previniendo el avance del culto a la personalidad, corregir los errores que puedan torcer el proceso y reeditar experiencias que no tenemos porque repetir. Y también bien lejos de la oposición irresponsable, atolondrada, suicida, pusilánime que escogió la vía del golpe de estado, de la violencia, e impedir el baño de sangre que algunos de ellos proponen, para sacar al Presidente Chávez antes que cumpla su periodo Constitucional. 




JOSÉ MACHETE



9 DE JUNIO DEL 2003

martes, 16 de octubre de 2012

LA DESINFORMACION



Cómo funciona la desinformación 

Brandon Smith 
Information Clearing House 

Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens 

Hubo un tiempo, hace relativamente poco, en el que los gobiernos y los grupos de elites que los controlan no consideraban necesario alistarse en guerras de desinformación. 

La propaganda era relativamente inequívoca. Las mentiras eran mucho más simples. El control del flujo de la información se dirigía fácilmente. Las reglas se imponían mediante la amenaza de confiscar la propiedad y la ejecución de cualquiera que se apartara de la rígida estructura sociopolítica. Los que tenían información teológica, metafísica o científica fuera de la visión colectiva, convencional y programada del mundo eran torturados o asesinados. Las elites se guardaban la información para sí mismas y eliminaban los restos del reconocimiento dominante, a veces durante siglos antes de que se volvieran a descubrir. 

Con la llegada del antifeudalismo y, lo que es más importante, el éxito de la Revolución Estadounidense, los elitistas ya no pudieron dominar la información con el filo de la espada o el cañón de un fusil. El establecimiento de repúblicas, con su filosofía de gobierno abierto y de gobierno por el pueblo, obligó a las minorías aristocráticas a urdir maneras más sutiles de obstruir la verdad y mantener así su control sobre el mundo sin exponerse a la retribución de las masas. Así nació el complejo arte de la desinformación. 

Se refinó y perfeccionó la técnica, la “magia” de la mentira. La mecánica de la mente y el alma humana se convirtió en una interminable obsesión para la clase dirigente. 

El objetivo era maligno, pero socialmente radical; en lugar de gastar la imposible energía necesitada para dictar la forma misma y la existencia de la verdad, permitirían que se fuera al garete, oscurecida en una niebla de datos manipulados. Envolverían la verdad en un nudo gordiano de desorientación y maquinación tan estudiada que se sentirían seguros de que la mayoría de la gente se iba a rendir, renunciando mucho antes de llegar a terminar de aclarar el engaño. El objetivo no era destruir la verdad, sino ocultarla a plena vista. 

En nuestros tiempos y con métodos cuidadosamente preparados este objetivo generalmente se ha cumplido. Sin embargo, estos métodos tienen debilidades inherentes. Las mentiras son frágiles. Requieren constante atención para mantenerlas vivas. La presentación de una sola verdad puede desgarrar todo un océano de mentiras, evaporándolo instantáneamente. 

En este artículo, examinaremos los métodos utilizados para fertilizar y promover el crecimiento de la desinformación, así como cómo identificar las raíces de la desinformación y cortarlas efectivamente, aniquilando todo el sistema de falacias de una vez por todas. 

Métodos de desinformación en los medios 

Los medios dominantes, otrora encargados de la tarea de investigar la corrupción gubernamental y de mantener bajo control a los elitistas, se han convertido en nada más que una firma de relaciones públicas para funcionarios corruptos y sus manipuladores globalistas. Los días del legítimo “periodista de investigación” han pasado hace tiempo (si existieron algún día) y el propio periodismo se ha convertido en un rancio charco de así llamados “editorialistas televisivos” que tratan sus propias infundadas opiniones como si fueran hechos confirmados. 

La apropiación elitista de noticias ha estado ocurriendo en una u otra forma desde la invención de la máquina impresora. Sin embargo, los primeros métodos de desinformación en los medios fructificaron verdaderamente bajo la supervisión del magnate de la prensa William Randolph Hearst, el cual creía que la verdad era “subjetiva” y estaba sujeta a su interpretación personal. 

Algunas de las principales tácticas utilizadas por los medios dominantes para engañar a las masas son los siguientes: 

Grandes mentiras, retractaciones insignificantes: las fuentes mediáticas dominantes (en especial los periódicos) son tristemente célebres por la publicación de noticias deshonestas y no fundamentadas en su primera plana, y por retractarse tranquilamente en la última página cuando son atrapados. En ese caso, la intención es introducir la mentira en la consciencia colectiva. Una vez que la mentira termina por salir a la luz, ya es demasiado tarde y una gran porción de la población no se dará cuenta o no se interesará cuando se conozca la verdad. 

Fuentes no confirmadas o bajo control presentadas como hechos: las noticias por cable citan a menudo información de fuentes “anónimas”, fuentes gubernamentales que tienen interés propio o un plan obvio, o fuentes de “expertos”, sin suministrar el punto de vista de un “experto” alternativo. La información suministrada por estas fuentes no suele estar respaldada por otra cosa que la fe ciega. 

Omisión calculada: conocida también como “selección a gusto” de datos. Una simple información o ítem raíz de la verdad puede descarrillar toda una noticia de desinformación y, por lo tanto, en lugar de mencionarla simplemente pretenden que no existe. Cuando se omite el hecho la mentira puede aparecer como si fuera enteramente racional. Esta táctica también se utiliza ampliamente cuando agentes de desinformación y periodistas corruptos participan en debates abiertos. 

Distracción y elaboración de relevancia: a veces la verdad llega a la consciencia pública a pesar de todos los intentos de los medios por enterrarla. Cuando esto ocurre su único recurso es intentar cambiar la atención del público y distraerlo as de la verdad que estaba a punto de llegar a comprender. Los medios lo logran mediante la “sobre-información” respecto a un tema que no tiene nada que ver con los problemas más importantes de la actualidad. Irónicamente, los medios pueden tomar una historia sin importancia e informar sobre ella ad nauseam, ¡llevar a que muchos ciudadanos asuman que porque los medios no se callan, tiene que ser importante! 

Tácticas deshonestas de debate: a veces, personas que realmente se preocupan por la búsqueda media de honradez e información legítima basada en hechos se abren paso y aparecen en la televisión. Sin embargo, pocas veces se les permite compartir sus puntos de vista o conocimientos sin que tengan que imponerse contra un muro de engaños y propaganda cuidadosamente articulada. Como los medios saben que perderán credibilidad si no permiten de vez en cuando que se pronuncien invitados con puntos de vista opuestos, preparan y coreografían debates especializados en la televisión en ambientes altamente restrictivos que ponen al invitado a la defensiva y hacen que le resulte difícil comunicar claramente sus ideas o hechos. 

Los eruditos de la televisión suelen estar entrenados en lo que se llama comúnmente “Tácticas Alinsky”. Saul Alinsky fue un relativista moral y un campeón de la mentira como instrumento por el “bien común”; esencialmente, un Maquiavelo de nuestros días. Sus “Reglas para radicales” debían servir supuestamente para activistas de base que se oponían al establishment y subrayaban el uso de cualquier medio necesario para derrotar a la oposición política. ¿Pero es verdaderamente posible derrotar a un establishment construido sobre mentiras, utilizando mentiras aún más perfeccionadas o sacrificando la propia ética? En realidad, sus estrategias constituyen el formato perfecto para instituciones y gobiernos corruptos a fin de desviar el disenso de las masas. Actualmente, las reglas de Alinsky las utiliza más el establishment que los que se le oponen. 

La estrategia de Alinsky: ganar a cualquier precio, aunque haya que mentir 

Gobiernos y especialistas de la desinformación en todo el mundo han adoptado las tácticas de Alinsky, pero son más visibles en los debates en la televisión. Aunque Alinsky sermoneó sobre la necesidad de la confrontación en la sociedad, sus tácticas de debate están realmente pensadas para esquivar una confrontación real y honesta de ideas opuestas mediante trucos escurridizos y desviaciones. Las tácticas de Alinsky, y su usanza moderna, se pueden resumir como sigue: 

1) El poder no es solo el que posees, sino el que los adversarios creen que posees. 

Vemos esta táctica en muchas formas. Por ejemplo, presentar el propio movimiento como dominante y al oponente como marginal. Convencer al oponente de que su lucha es fútil. El lado opuesto puede actuar de modo diferente o incluso dudar sobre si actuar, sobre la base de su percepción de tu poder. ¿Cuán a menudo hemos oído lo siguiente: “El gobierno tiene drones depredadores? Ya no hay nada que hacer…”. Es una proyección de invencibilidad exagerada hecha para provocar la apatía de las masas. 

2) Cuando sea posible, aléjate de la experiencia de tus adversarios. 

No te involucres en un debate sobre un tema que no dominas tan bien o mejor que el lado opuesto. Si es posible, llévalo a una situación semejante. Ándate por la tangente. Busca modos de aumentar la inseguridad, la ansiedad y la incertidumbre en el lado opuesto. Esto se suele utilizar contra entrevistados involuntarios cuyas posiciones se ajustan para ser sesgadas en los programas de noticias de cable. Se pilla al entrevistado por sorpresa mediante argumentos aparentemente irrelevantes que se ve obligado a encarar. En la televisión y la radio, esto también sirve para perder tiempo de transmisión a fin de impedir que el objetivo exprese su propia posición. 

3) Obliga a tus adversarios a ajustarse a sus propias reglas. 

El objetivo es atacar la credibilidad y reputación del oponente mediante acusaciones de hipocresía. Si el táctico logra atrapar al oponente auqneu sea en el menor error, crea una oportunidad para más ataques y distrae de la cuestión moral más amplia. 

4) El ridículo es el arma más poderosa del hombre. 

“Ron Paul es un chalado”, “Los partidarios del oro están locos”, “Los constitucionalistas son extremistas marginales”. Es casi imposible rebatir el ridículo sin fundamento porque tiene la intención de ser irracional. Enfurece a la oposición, que entonces reacciona en tu propio beneficio. También funciona como un punto de presión para obligar al enemigo a hacer concesiones. 

5) Una táctica no es buena si la gente no obtiene placer al aplicarla. 

La popularización del término “Teabaggers” [denominación burlesca para partidarios del grupo político Tea Party en EE.UU., N.d.T.] es un ejemplo clásico; se impuso porque la gente parece creer que es ingenioso y les gusta decirlo. El mantener puntos de conversación simples y divertidos ayuda a que tu lado se mantenga motivado y a que vuestras tácticas se propaguen autónomamente, sin instrucción o aliento. 

6) Una táctica que se practica demasiado tiempo se agota. 

Ved la regla Nº 5. No os convirtáis en noticias viejas. Si mantenéis frescas vuestras tácticas, es más fácil mantener activa a vuestra agente. No todos los agentes de la desinformación son pagados. Los “idiotas útiles” tienen que ser motivados por otros medios. La desinformación dominante cambia a menudo de velocidad de un método al siguiente y de vuelta. 

7) Mantened la presión con diferentes tácticas y acciones, y utilizad todos los eventos del período para vuestros propósitos. 

Tratad continuamente de usar algo nuevo para desequilibrar al lado opuesto. Cuando éste domine un tema, atacadlo desde el flanco con algo nuevo. Nunca hay que dar al objetivo la posibilidad de descansar, reagruparse, recuperarse o cambiar de estrategia. Hay que aprovechar los acontecimientos actuales y sesgar sus implicaciones para apoyar vuestra posición. Nunca hay que desperdiciar una buena crisis. 

Cool La amenaza aterroriza más que la acción misma. 

Esto corresponde a la Regla Nº 1. La percepción es realidad. Permitid que el lado opuesto gaste toda su energía a la espera de un escenario insuperable. Las calamitosas posibilidades pueden envenenar fácilmente la mente y llevar a la desmoralización. 

9) La ley principal de táctica es el desarrollo de operaciones que mantengan la presión constante sobre el adversario. 

El objetivo de esta presión es obligar al lado opuesto a reaccionar y cometer los errores que son necesarios para el éxito final de la campaña. 

10) Si impones una negativa lo suficientemente dura y profundamente, se convertirá en lo contrario. 

Como instrumentos del activismo de base, las tácticas de Alinsky se han utilizado históricamente (por ejemplo, por movimientos sindicales o especialistas en operaciones clandestinas) para obligar al lado opuesto a reaccionar con violencia contra activistas, lo que lleva a la simpatía popular por la causa de los activistas. Actualmente, movimientos de base y revoluciones falsas (o cooptadas) utilizan esta técnica en debates así como en acciones callejeras planificadas y rebeliones (considerad Siria cómo un ejemplo reciente). 

11) El precio de un ataque exitoso es una alternativa constructiva. 

No hay que permitir que el enemigo consiga ventajas porque uno se encuentra ante una solución para el problema. Hoy en día, esto se utiliza a menudo de modo ofensivo contra activistas legítimos, como los oponentes a la Reserva Federal. Quejaos de que vuestro oponente solo “señala los problemas”. Exigid que ofrezca no solo “una solución” sino LA solución. Obviamente nadie tiene “la solución”. Cuando no logre producir el milagro que solicitasteis, descartad todo el argumento y todos los hechos que ha presentado como injustificados. 

12) Escoged el objetivo, congeladlo y polarizadlo. 

Separad la red de apoyo y aislad el objetivo de la simpatía. Los partidarios del lado opuesto se desenmascararán ellos mismos. Atacad a individuos, no a organizaciones o instituciones. Se hiere más rápido a la gente que a las instituciones. 

La próxima vez que veáis un debate en MSM, observad cuidadosamente a los expertos y probablemente veréis que muchas, si no todas, las estrategias mencionadas se utilizan frente a algunos individuos ingenuos que tratan de decir la verdad. 

Métodos de desinformación en internet 

Trolls en Internet, conocidos también como “afiches pagados” o “blogueros pagados” son creciente y abiertamente utilizados tanto por corporaciones privadas como por gobiernos, a menudo con propósitos de mercadeo o de “relaciones públicas” (Obama es tristemente conocido por esta práctica.) El “trolleo” en Internet es por cierto una industria en rápido crecimiento. 

Los trolls usan una amplia variedad de estrategias, algunas de las cuales son exclusivas de internet. Éstas son solo unas pocas. 

1. Haced comentarios ofensivos para distraer o frustrar: una táctica de Alinsky utilizada para emocionar a la gente, aunque es menos efectiva debido a la naturaleza impersonal de la Web. 

2. Preséntate como un partidario de la verdad, luego haz comentarios que desacrediten al movimiento: Hemos visto esto incluso en nuestros propios foros – trolls se presentan como partidarios del Movimiento por la Libertad, luego colocan largas diatribas incoherentes para aparentar ser racistas o dementes. La clave de esta táctica es hacer referencias a argumentos comunes del Movimiento por la Libertad mientras al mismo tiempo se barbotean insensateces, para hacer que argumentos de otra manera válidos parezcan ridículos por asociación. Es sabido que esos “Trolls-troyanos” colocan comentarios que incitan a la violencia – una técnica que obviamente tiene el propósito de justificar las aseveraciones de propagandistas de think-tanks, que pretenden que hay que temer a los constitucionalistas como si fueran potenciales terroristas del interior. 

3. Dominio de discusiones: los Trolls se interponen frecuentemente en discusiones productivas en la web a fin de apartarlas de su objetivo y frustrar a los participantes. 

4. Respuestas pre-escritas: muchos trolls reciben una lista o base de datos con puntos de conversación previamente planificados, preparados como respuestas generalizadas y engañosas a argumentos honestos. Cuando las colocan, sus palabras suenan extrañamente plásticas y bien ensayadas. 

5. Asociación falsa: esto funciona mano a mano con el ítem Nº 2, invocando los estereotipos establecidos por el “Troll-troyano”. Por ejemplo, calificar a los que se oponen a la Reserva Federal” de “teóricos conspirativos" o “lunáticos”; asociando deliberadamente a los movimientos antiglobalistas con racistas y terroristas internos; mediante connotaciones inherentemente negativas; y utilizando asociaciones falsas para provocar prejuicios y disuadir a la gente de examinar objetivamente la evidencia. 

6. Moderación falsa: pretendiendo ser la “voz de la razón” en una discusión con partes obvias y definidas en un intento de alejar a la gente de lo que es evidentemente verídico hacia una “área gris”, en la cual la verdad se hace “relativa”. 

7. Argumentos de testaferro: una técnica muy común. Aunque no lo haga, el troll acusará al lado opuesto de suscribir un cierto punto de vista y después ataca ese punto de vista. O el troll pone palabras en la boca del lado contrario y luego rechaza esas palabras específicas. 

A veces estas estrategias son utilizadas por gente común y corriente con serios problemas de personalidad. Sin embargo, si se ve a alguien que utiliza frecuentemente estas tácticas, o utiliza muchas de ellas al mismo tiempo, se puede estar ante un troll de internet pagado. 

Detener la desinformación 

La mejor manera de desarmar a los agentes de la desinformación es conocer integralmente sus métodos. Esto nos capacita para señalar exactamente lo que están haciendo en el instante en que tratan de hacerlo. La denuncia inmediata de una táctica de desinformación mientras se está utilizando es altamente destructiva para el usuario. Hace que parezcan estúpidos, deshonestos y débiles incluso por intentarlo. Los trolls de Internet en especial no saben cómo enfrentar el hecho de que sus métodos sean desenmascarados directamente frente a sus ojos y generalmente abandonan el debate cuando ocurre. 

La verdad es preciosa. Es una lástima que haya tantas personas en nuestra sociedad que perdido el respeto por ella; personas que han vendido su conciencia y su alma por recompensas financieras temporales mientras sacrifican la estabilidad y el equilibrio del resto del país al hacerlo. 

La psique humana vive del aire de la verdad. Sin ella, la humanidad no puede sobrevivir. Sin ella, la especie colapsará a falta de sustento intelectual y emocional. 

La desinformación no solo amenaza nuestra visión del funcionamiento de nuestro mundo, nos hace vulnerables al miedo, al malentendido y la duda, cosas todas ellas que llevan a su destrucción. Puede llevar a buenas personas a cometer terribles atrocidades contra otros o incluso contra sí mismas. Sin un esfuerzo concertado y organizado por neutralizar las mentiras producidas en masa, el futuro ciertamente será frío y sombrío. 

Contacto: 
brandon@alt-market.com 
Este artículo se publicó originalmente en Alt-Market 
Fuente: 
http://www.informationclearinghouse.info/article32163.htm 



La derrota de los medios de comunicación españoles en las elecciones venezolanas

Ángeles Diez Rodríguez
Rebelión

1.- La derrota mediática
El periódico ABC publicaba, horas antes de conocerse el resultado electoral en las elecciones presidenciales venezolanas, la derrota del presidente Chávez. El periódico El País, el mismo día de las elecciones hablaba de un “empate técnico”. Los dos periódicos son considerados el reflejo de dos posiciones ideológicas, tal vez no antagónicas pero sí contrapuestas, el primero representaría la opción más conservadora mientras que el otro la progresista socialdemócrata. Ambos han hecho campaña contra el presidente Chávez y a favor de Capriles hasta el último minuto del proceso electoral violando los más elementales principios de rigor y ética periodística. Ambos han sido derrotados.

Su artillería se ha apoyado unas veces en la ocultación de los datos más relevantes y exitosos de la gestión del presidente Chávez, otras en el ensalzamiento de unas cualidades construidas ad hoc para Capriles, otras en la magnificación y descontextualización de los problemas de Venezuela y, la mayor parte de las veces, se ha recurrido al paraperiodismo : la adjetivación y la descalificación, la parcialidad, la emisión de opiniones como si fueran información, el falseamiento de datos, la tergiversación de declaraciones, la generalización de lo anecdótico, el tratamiento superficial y tendencioso, la inversión de la causa y el efecto, la personificación y demonización del presidente, la desconexión entre los hechos, etc. Ciertamente los medios españoles no han sido los únicos medios de comunicación implicados en la parcialidad y el falseamiento del proceso electoral venezolano pero quizá son, junto con los medios privados venezolanos, quienes menos han guardado las formas.

El tratamiento mediático al proceso revolucionario bolivariano es uno de esos casos paradigmáticos que ilustra a la perfección la guerra de los medios contra la ciudadanía, hasta el punto de que incluso después de que su candidato, H. Capriles, fuera derrotado han seguido manteniendo una posición de unánime descalificación y de sospecha hacia el reelecto presidente Chávez.

El mismo día de las elecciones, el diario El país, bandera insignia del grupo PRISA y vinculado a los medios privados y a la oposición venezolana, se despachaba con el titular “Un país en la encrucijada”; artículo cuya entradilla decía: “ Venezuela, convertida en el Estado más violento de América Latina tras Honduras, decide hoy si pasa página a los 14 años del régimen autoritario y populista de Hugo Chávez”. Los autores del artículo, Maye Primera y Luis Prados, condensaban en estas líneas los dos tópicos que durante años y especialmente en esta campaña han sido bandera de los partidos de la oposición. Lanzaban una acusación implícita contra el gobierno de Chávez al responsabilizarle de los índices de violencia y vinculaban dicha violencia a la propia figura del presidente llamándole autoritario y populista. Este titular adquiere un significado especialmente negativo después de la entradilla pues nos aclara que los dos caminos que definen la encrucijada son, o el autoritarismo y la violencia del gobierno de Chávez o, implícitamente, la paz, la moderación y discreción de Capriles (antetítulo del artículo de La Vanguardia ese mismo día).

El diario ABC y Radio Televisón Española, también utilizaron la misma estrategia apuntando a la confrontación, la difusión de sospechas sobre posibles actos de violencia y la inestabilidad de Venezuela. Si ya durante meses todos los medios masivos españoles trabajaron arduamente para construir una determinada imagen del proceso electoral venezolano, el día antes de las elecciones no había por qué cambiar la línea editorial. Su misión ha sido doble, por un lado, influir en el voto en la dirección de sus pares venezolanos, por otro, crear las mejores condiciones para justificar una denuncia de fraude en caso de que los resultados fueran ajustados. Evidentemente no se trata de una guerra mediática ajena a los intereses y fines de los actores políticos, la complementariedad de los medios españoles y los medios privados venezolanos nos descubre una lógica económico-política que subyace, orienta, diseña y financia esta guerra. Al mismo tiempo, es necesario contextualizar este tipo de actuaciones en el mapa geoestratégico latinoamericano, señalar el papel de las empresas españolas (Banesto, BBVA, Telefónica, Repsol…) su visión recolonizadora y el papel facilitador del reino de España en el control económico de la zona. Cualquier proyecto de integración regional autónomo, cualquier proyecto soberanista que suponga un atisbo de riesgo sobre los intereses empresariales se convierte automáticamente en un flanco a batir. En este sentido, el proceso bolivariano es una seria amenaza, lo es para el imperio estadounidense, pero también para sus socios europeos.

Sin embargo, a pesar de toda la carne puesta en el asador mediático, a pesar del bombardeo y las distintas formas de ingerencia que éste encubre, a pesar de todo, los medios han sido derrotados por el pueblo venezolano. Ni siquiera ha sido el presidente Chávez, aunque sin duda su liderazgo ha sido determinante, la realidad fue que, contra el pronóstico poderoso de la manipulación informativa, los ciudadanos venezolanos fueron masivamente a votar (más del 80% en un país donde no es obligatorio hacerlo) y dieron en un 55,26% su respaldo al candidato Chávez y al proceso bolivariano. Cuestionar la transparencia, la limpieza y la fiabilidad del sistema electoral venezolano queda fuera de toda duda razonable dado que ha sido considerado el mejor del mundo por la Fundación Carter, por los cientos de personas de todo el mundo que actuaron como acompañantes del proceso y que ha contado con el aval de la propia oposición venezolana que sancionó el sistema utilizándolo en sus elecciones primarias y firmando actas de confiabilidad antes de las elecciones. Así pues, perdidas las apuestas y habiendo comprado gran cantidad de boletos, solo resta rediseñar la campaña bélica y proceder al reciclado semántico.

Durante años, el proyecto imperial ha jugado a confundir votocracia con democracia. Educando adecuadamente a los electores a través de las corporaciones mediáticas y blindando el acceso a la competencia electoral de las clases populares el control estaba garantizado pues bastaba con exigir elecciones libres para legitimar el gobierno de las élites. Cuando se producía alguna disfunción como en el caso de Chile, ahí estaba el golpe de estado para restituir el orden. En Venezuela también se hizo ese recorrido, sin embargo, al fallar el golpe político-empresarial-mediático del 2002 se inicia una nueva etapa, una campaña de desgaste liderada por las corporaciones mediáticas y basada en la reeducación del ciudadano venezolano. En esta etapa el tópico central es sembrar dudas sobre el proceso electoral: falta de transparencia, coacción, fraude, etc. Las elecciones venezolanas del 7 de Octubre han supuesto una nueva derrota de la estrategia bélica contra Venezuela y su rediseño.

2.- El rediseño de la guerra y la unanimidad de la estrategia

El hecho de que no haya habido ninguna rectificación por parte de los medios de comunicación ante el más que evidente fracaso de sus líneas editoriales –nos apoyamos en el análisis de los medios españoles-, sugiere, sin duda, el inicio de una nueva etapa desestabilizadora cuyas líneas maestras estaban ya en la campaña contra el candidato Hugo Chávez.

Al día siguiente de las elecciones, con los resultados definitivos, con toda la información que constataba la tranquilidad del proceso, la confianza de los electores y partidos en la transparencia y fiabilidad de los resultados; con todos estos datos, los medios españoles trazan las marcas de la nueva fase del enfrentamiento y, de nuevo, las coincidencias son más que reseñables: 1) la prolongación del mandato, 2) la gestión, 3) la incertidumbre y 4) la polarización.

Aún no está definida cuál será la idea fuerza sobre la que pivoten las demás pero todo a punta a que será la primera, es decir, la prolongación del mandato vinculada a la matriz populismo-dictadura. Es probable que la puesta en duda de la gestión unida a problemas no resueltos como la corrupción, el burocratismo o la violencia, sea una línea secundaria idónea en la que, los sectores progresistas se integrarán a la campaña mediática encontrando un espacio para sus discursos críticos “desde la izquierda”. La tercera traza supone ahondar en el tema de la enfermedad del presidente reforzando el imaginario que supone la imposibilidad de continuidad del proceso bolivariano sin H. Chávez. El afecto y la sintonía de un pueblo con su presidente –insólito en cualquier contexto de democracia representativa- es un parabán que hay que fisurar con cuidado pues puede volverse en contra en el contexto venezolano aunque no en el exterior. Es probable que estas líneas secundarias se trabajen de distinta forma hacia las audiencias europeas o latinoamericanas. Finalmente, el discurso de la polarización del pueblo venezolano constituye un flanco muy adecuado para seguir vinculando el proceso bolivariano a la confrontación, la división y la exclusión.

Dos días después de las elecciones El País titula dos amplios artículos: “ Chávez logra un cuarto mandato para estar 20 años más en el poder” y “La derrota pone a prueba la unidad de la oposición venezolana”. En el primer titular vemos cómo no es el pueblo venezolano quien elige de nuevo a Chávez para gobernar el país, sino que el Chávez quien logra 20 años más. Suponemos que el jefe de redacción o los autores quisieron decir seis años más, que es lo que durará el nuevo mandato, pero en la línea de acusar al presidente de dictador es casi inevitable el lapsus. A la oposición se le lanza un mensaje, la necesidad de mantenerse unida y esperar tiempos mejores. El diario ABC después de haber difundido la victoria de Capriles el día de las elecciones, publicaba al día siguiente un artículo cuyos primeros párrafos coreaban la duración del gobierno con frases como “El mandatario gobernará un nuevo período de seis años hasta 2019 con lo cual llegaría a dos décadas en el cargo” y cuatro días después lanzaba el titular “Capriles dice que no hubo fraude, pero que Chávez abusó de la maquinaria oficialista”; nuevamente el triunfo electoral de H. Chávez se une a acusaciones dictatoriales. El día después de las elecciones en una tertulia de Radio Nacional de España un comentarista explicó a la audiencia española que también Hitler había ganado unas elecciones.

Maye Primera ejerce como paraperiodista principal del periódico El país y registra magistralmente todos los tópicos de la nueva estrategia post-derrota en la introducción del artículo sobre la victoria de Chávez “ la holgada victoria de Chávez a sus 58 años, se produce a pesar del fracaso de su gestión y de la incertidumbre que supone su enfermedad al no tener un heredero conocido”. En general, se trata de un periodista muy poco hábil en su trabajo aunque quizá muy a tono con el nivel intelectual y político de la propia oposición venezolana, pero no cabe duda de que hay un diseño muy elaborado de la línea a seguir. En esta entradilla reconoce la victoria de Chávez pero se ocupa de señalar su edad que, aunque no es elevada para un presidente, colocada al lado de las palabras enfermedad y heredero se convierte en un proyectil dirigido a reforzar la idea de incertidumbre sobre el futuro. Como dijimos, el mismo día de las elecciones publicó un artículo cuyo titular “Un país en la encrucijada”, trataba de igualar el peso de las dos opciones electorales y en sus contenidos se centraba en acusar al gobierno de Hugo Chávez de los índices de violencia, la inseguridad, todo unido a la acusación de mala gestión.

El ABC continúa con la vía de la sospecha sobre el proceso electoral y después de retirar el anuncio de la victoria de Capriles titula la noticia del triunfo de H. Chávez “Rajoy felicita a Hugo Chávez por su “triunfo” electoral” poniendo entre comillas la palabra triunfo. En otro artículo tituló “La UE felicita a Chávez pero pide promover libertades fundamentales”. Radio Televisión Española en su página web optó también por incidir en lo prolongado del mandato de Chávez y, sorprendentemente le dedicó más espacio al candidato derrotado que al ganador: “Chávez estará 20 años en el poder pero con una oposición más fuerte” y “Capriles recuerda a Chávez que “hay un país que tiene dos visiones”.

Es probable que el eje de coordenadas dictadura-polarización se constituya en el núcleo duro de la nueva fase de guerra mediática. En primer lugar porque se da continuidad a la campaña de propaganda que ya tiene un recorrido fuertemente asentado en las conciencias en relación a la figura del presidente Chávez, digamos que ya hay un “buen” trabajo realizado por rentabilizar y, en segundo lugar, porque el término dictadura compendia y personifica todas las maldades, señala al enemigo sin que se necesite añadir ningún esfuerzo explicativo. La polarización es una de las consignas más potentes ya que permite utilizar los votos obtenidos por la oposición como arma arrojadiza a la vez que continúa apuntalando el flanco más débil de la oposición, su falta de unidad. Así mismo, ambas coordenadas son especialmente potentes dirigidas a minar el posicionamiento geopolítico de Venezuela en el área latinoamericana dado que las dictaduras y la división han sido dos de las lacras que más han golpeado a los pueblos latinoamericanos.

Lo que resulta del todo evidente es que, tras la derrota de las empresas mediáticas, la guerra contra el pueblo venezolano y la revolución bolivariana continúa.

11 de Octubre de 2012

Ángeles Diez Rodríguez, Dra. En Cc. Políticas y Sociología, profesora de la UCM

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